La Misa solemne tiene fundamentalmente dos fórmulas:
La primera, y más habitual, es aquélla en la que el repertorio se selecciona de forma independiente, de manera que se suceden obras de diversos compositores. Esta variedad estilística puede hacerla muy atractiva a la audiencia.
La segunda es aquélla en la que se selecciona una Misa completa, concebida como tal por un único compositor, ofreciendo así una participación musical muy homogénea. Es el caso de la Misa "Te Deum Laudamus" o las Misas Pontificales de Lorenzo Perosi, "Missa et Absolutio" de Pietro Yon, o la "Misa de Coronación" de Mozart.
Cabe destacar el resurgimiento de las Misas según el Ritual Romano, en las que la música gregoriana adquiere gran significación. En éllas se interpreta la "Misa de Angelis".
En las fiestas patronales, tras la Misa Mayor es habitual la realización de procesiones en las que se cantan, junto con el pueblo, los Motetes populares. Piezas como "Cantemos al Amor de los amores", "Oh Buen Jesús" o "Salve Madre" son en este caso las protagonistas.
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